Martillearé en mi humilde
máquina imaginaria
todas aquellas
viejas palabras.
Permanecerás entre líneas
nauseabundas
de inhumanos tratamientos
a mi moral
por mi parte.
Espero: nunca defraudarte
y repito, espero
con la serenidad
y el recuerdo
de aquella
armonía
perfecta.
Volverá siempre la musa
enmascarada; pero nunca
será, nunca se parecerá
siquiera
al angel que se dejó daer
una vez por
mi cama.
6-2-2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario